Ayer el Instituto Nacional Electoral (INE), prácticamente a regañadientes, tuvo que reconocer que las firmas que juntaron miles de ciudadanos para pedir la revocación de mandato son válidas y suficientes. Es decir, la revocación de mandato va. Y esto se logró a pesar de la intensa campaña de desprestigio que, desde la oposición, los medios de comunicación y el propio INE, se le hizo a la revocación de mandato, un ejercicio de democracia participativa que jamás ha habido en México y que sin duda marcará un antes y un después en nuestra democracia.
¿Por qué sabotearon este ejercicio? ¿Por qué intentaron que no se lograra? ¿Por qué? Quienes criticaron que se hiciera este ejercicio, argumentando que era muy caro o que para qué hacerlo, se asumen, cínicamente, como “demócratas” o incluso como “guardianes de la democracia”. Nada más alejado de la realidad.
Los que criticaron y critican a este ejercicio, no son demócratas ni están a favor de ella, al contrario, son enemigos de los procesos democráticos. Se quitaron, pues, las máscaras. ¿Cómo fue posible que emprendieran una guerra sucia contra un ejercicio que fortalece la democracia en el país?
Por eso la atacaron, no porque Andrés Manuel López Obrador “se vaya a fortalecer” o porque “es un ejercicio muy caro”. Se opusieron a él porque siempre han estado en contra de la democracia. O están con ella sólo cuando les conviene o les beneficia.
Con información de Polemon
Comments