Carlos Loret de Mola presentó en su programa de LatinUS unas “filtraciones” y las presumió como si fuera un hecho histórico que jamás se hubiera visto:
“Constituye la más grave vulneración a la ciberseguridad del gobierno de México en su historia. Se trata de la extracción de 6 TB de información que implica la revelación de documentos de seguridad nacional, correos electrónicos dirigidos a la Secretaría de la Defensa, corros electrónicos enviados por la Secretaría de la Defensa, o incluso en los que aparece sencillamente como una de las dependencias copiadas” dijo Loret.
Después de eso, presentó tres temas “derivados” de las filtraciones que no eran ni nuevos ni primicias ni algo que no se supiera.
Loret mencionó que la filtración la había realizado un grupo de activistas llamado “Guacamaya”.
Ahora bien, de esta “histórico filtración” de correos electrónicos, habría que hacernos muchas preguntas:
¿Por qué no se tenía noticias de este grupo de activistas?
¿Por qué de repente irrumpen y lo hacen en países que están gobernados por la izquierda?
¿Por qué precisamente en temas relacionados con el Ejército?
¿Por qué decidió este grupo darlo a conocer precisamente con Carlos Loret de Mola, y no en otros medios?
¿Por qué en sus cuentas de redes sociales parece que hablan como si fuera Carlos Loret de Mola o gente de oposición?
¿Qué hay detrás de esta filtración “histórica”?
¿Por qué la filtración más grande se hizo en México y es dónde ha tenido impacto?
¿Por qué si las filtraciones, como dijo Loret, provienen desde 2016, sólo se presentó algo que afecta a AMLO?
¿Quién financió la filtración?
¿Es la derecha mexicana?
¿O quiénes son?
Lo que queda claro de todo este asunto es que Carlos Loret no actúa como periodista, sino como una especie de vocero de la oposición. Ésa es su labor. Su misión. Su encargo.
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