La primera mujer en presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, es más cercana al modelo neoliberal que al modelo progresista encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
En 2021, por ejemplo, Piña se opuso a la llamada Ley Zaldívar, una reforma a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación que buscaba ampliar por dos años más el periodo de Arturo Zaldívar como presidente del máximo tribunal.
Asimismo, el marzo pasado propuso declarar inválido el artículo 24, párrafo segundo, de la Ley Federal de Austeridad Republicana, impulsada por AMLO.
Dicho artículo señalaba que los servidores públicos de mando superior no podrían ocupar puestos dentro de la iniciativa privada que hayan supervisado, regulado o respecto de las cuales hayan tenido información en el ejercicio de su cargo, hasta que pasen al menos 10 años, para así evitar conflictos de interés.
Días después, promovió la acción de inconstitucionalidad que promovía invalidad el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, un registro que permitía recabar información sensible de usuarios de telefonía e internet móviles con el fin de combatir delitos.
La Suprema Corte aprobó el recurso argumentando una injerencia a la privacidad de las personas.
Piña Hernández votó también en contra de la constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica, propuesta por el Gobierno actual para fortalecer la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por encima de empresas transnacionales y garantizar el derecho humano a la energía.
También se manifestó en contra de la consulta para juzgar a los ex mandatarios Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto por los crímenes cometidos durante su gobierno.
Lo mismo ocurrió cuando rechazó la aplicación de la prisión preventiva oficiosa en contra de los factureros, al establecer que los fraudes fiscales no son delitos fiscales, siendo que las empresas factureras de operaciones simuladas son una figura aprovechada especialmente por grandes contribuyentes para evadir impuestos.
Al tomar protesta como Presidenta de la Suprema Corte, Piña Hernández dijo sentirse honrada, comprometida, responsabilizada moralmente a representar al Poder Judicial de la Federación con “convicción y entrega, con pasión y honestidad, como lo he intentado hacer los últimos 34 años de mi vida”.
Mencionó que con esta responsabilidad que ahora se le otorga, se rompe el “techo de cristal” que se había impuesto por la cultura patriarcal. “Nos esforzaremos todos los días por una sociedad más justa, más igualitaria, sin violencia contra las mujeres”.
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