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Foto del escritorEdgar Hernandez Ramirez

EL TRIUNFO DE MORENA QUE LOS OPOSITORES QUIEREN DEMERITAR


Los partidos políticos en México, y en general en todo el mundo, están en crisis. La gente ya no cree en ellos. No los considera los vehículos más aptos para acceder al poder. Están desprestigiados, y las ideologías que solían enarbolar y se pensaban símbolos de congruencia, están desdibujadas. Por eso, mucha gente, en lugar de votar por un partido político (un programa de gobierno, una corriente ideológica y una unión comunitaria e identitaria), vota por personas, por candidatos, por el carisma.

Lo que sucedió el pasado fin de semana es una sorpresa y una “anomalía”. Morena convocó, en su proceso de renovación de su Consejo Nacional (es decir, un proceso interno), a 3 millones de personas. Es una cantidad de verdad enorme para un partido político en tiempo en que los partidos políticos están, además de desprestigiados, desfondados.

Esta reacción de la gente ante una elección interna en Morena indica que hay una relación fuerte e identitaria entre esa gente y el organismo político, algo que no puede presumir ni el PAN ni el PRI ni PRD ni MC.

Sí, hubo ciertas irregularidades (que tendrán que ser severamente castigadas), pero ante la magnitud de la movilización social, y ante la complejidad del proceso, esas irregularidades fueron mínimas, no determinantes, y no representan lo que sucedió realmente. Aunque, claro está, los medios hegemónicos las quieran establecer como “la nota”.

La oposición, que hoy critica al proceso interno de Morena y lo cataloga como un “cochinero”, no ha entendido que este fin de semana el partido del presidente Andrés Manuel salió más fortalecido, que ganó, y que ellos, los partidos de oposición, resultaron -cosas de la vida- los verdaderos perdedores. CON INFORMACION DE POLEMON




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