No todos los días se inaugura una refinería. En México, eso no pasaba desde hace 43 años: con más precisión, desde 1979.
Hoy se inauguró una: la Olmeca, en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco. Y como toda obra de este gobierno, recibió una andanada de críticas y guerra sucia de la oposición. Que si no era necesaria, que sí fue muy cara, que sí no estaba completamente concluida, que si cómo van a hacer una refinería si ya no se necesita refinar, que es antiecológico hacer una, que cómo es posible, que no, que es tirar el dinero a la basura y así, bla bla bla bla.
No, no es mentira: los de oposición se gastaron millones y millones y millones de pesos para desprestigiar a la refinería de Dos Bocas. Le dieron dinero a “analistas”, a las redes sociales, a la publicidad negativa.
Y esos millones y millones y millones, pues sirvieron de poco. Hoy la gente anda bien contenta porque su país tiene una nueva refinería. Porque lo logramos, y porque se hizo sin deuda pública, sin corrupción, con ahorros.
Orgullo mexicano, pues. Y eso pone contenta a la gente, porque la gente está bien orgullosa de su México, y del presidente que tenemos. CON INFORMACION DE POLEMON
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